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La casa mínima de Edgar Allan Poe en Baltimore.

Hace mucho quería conocer uno de los sitios emblemáticos que ocupara el genial escritor estadounidense Edgar Allan Poe en Baltimore desde 1833 hasta 1835, según consta en documentos verificados. La semana pasada lo pude hacer y les hago un resumen de mis impresiones.

La casa-museo de Amity Street es un edificio levantado en ladrillo extraordinariamente bien conservado, de la primera mitad del siglo XIX que ocupara Edgar con su hermano, su tía, la abuela y su prima convertida luego en su esposa, a quien doblaba en edad.

Habitación del ático en la casa Poe de Baltimore.

Las visitas a la casa se deben pedir rigurosamente por internet y aunque los visitantes pueden permanecer unos 45 minutos, la casa es tan pequeña y estrecha en su interior que la visita se puede hacer en tan solo 10. Al ingresar uno encuentra una sala que ahora funciona como recepción y tienda del museo, pero al tratar de ir a la siguiente habitación hay que descender unos peldaños y al cruzar esta para ir a la que sigue, hay que ascender. Por razones que desafían la arquitectura moderna y el sentido común, cada habitación tiene un nivel distinto.

Fachada parcial de la casa Poe en Baltimore.

La edificación ocupa una esquina, pero el muro derecho es completamente ciego, sin ventanas, desaprovechando la luz natural que podía facilitar el recorrido interior. La decoración de la casa está iluminada de forma muy tenue. Numerosas fotos históricas de varias décadas revelan que la fachada no ha sido alterada casi, desde que fuera levantada.

Según se relata, Edgar compartiría el ático con su hermano y ahora en el año 2022, se recrea lo que sería la habitación de Edgar con un mísero y duro catre en el que difícilmente se podría conciliar el sueño. Los escalones que conectan los niveles son tan estrechos que solamente una persona puede usarlos al tiempo. Si usted es de contextura voluminosa al ascender el nivel más alto que deja ver el ático, deberá volver como lo hice yo, caminando de espalda cuidando de no caer, deshaciendo los pasos literalmente. No hay como girar el cuerpo y darse vuelta por lo estrecho.

Entiendo que la casa era rentada y nadie en la familia Poe tuvo los fondos para comprarla mientras vivieron ahí. Fallecido Poe la ocuparon otras personas no relacionadas y finalmente, por la notoriedad de Poe la ciudad de Baltimore la compró tiempo después para convertirla en monumento nacional salvándola de ser derrumbada. Hoy día la casa está bajo la custodia de una fundación sin ánimo de lucro.

Para proteger las reliquias históricas y la integridad de la casa, las ventanas que dan al frente están cubiertas en su interior bloqueando casi toda la luz natural que entra desde la calle. Si usted sufre de claustrofobia no es buena idea ir. Hay recursos por internet que le muestran la casa en la comodidad de su computador gastando menos en transporte.

El último detalle importante que no es de poca monta es que la casa-museo carece de servicio sanitario para los visitantes. No supe de negocios comerciales ni cafeterías alrededor, que permitieran caminando una corta distancia aliviar un alma en pena. Solamente se notan viviendas privadas de clase trabajadora como ha sido invariablemente en los últimos doscientos años.

Sopesando ese conjunto de factores, sin querer decir que me arrepiento de haber ido, yo añadiría una advertencia como servicio social para fijar en la entrada que rece: –Bajo su cuenta y riesgo, si no le espanta echar un vistazo al purgatorio, puede comenzar por aquí.

Baltimore, julio de 2022.